viernes, 8 de abril de 2011

8 de abril 2011

Hoy hice algo bastante ridículo e inusual. Llamé a una radio y dejé un mensaje respondiendo a una consigna que unos minutos más tarde se escuchó en el aire. Fue divertido e impulsivo, no lo pude evitar. Había que contar en que momento de la vida habías comenzado a tomar mate. Antes de lanzar la pregunta a los oyentes, Lalo Mir cita un texto de un blog sobre "ese" mate fundacional, ese nuevo nacimiento en el cual, según el autor, el niño "recibe su alma"... hermoso... y cuantos recuerdos me disparó... desde los mates de leche que me daba mi mamá a los primeros mates sin cordón umbilical, las tardes de verano con mis amigas, estrenando una preadolescencia llena de esperanzas y miedos. Lalo susurra una risita zocarrona cuando agrego que con el mate siempre sonaba algún cassette de Lerner o de Sui Generis, pero no comenta cuando digo que su voz sonaba en la radio cuando una FM en pañales era la vibrante novedad que sacudía nuestras vidas.
Mientras grabo mi mensaje, recuerdo mandarle un beso a aquellas amigas, unas que todavía veo y de quienes aún conservo el cariño, otra que se apartó de mi vida cargando varios rencores, algunos celos y otros malos entendidos... Mi beso para ella, fue con intensión sincera, estés donde estés ojalá seas feliz... Todas esas amigas me dieron algo que aún conservo, secretos, confianza, calidez, intimidad y mates... muchos mates. A la hora de la siesta mirando Una voz en el teléfono, a la tarde en la vereda, a la noche después de la pizza y los pelis en videos, antes de las cartas. Amargos, fríos, lavados, dulces, con edulcorante, con sal... porque mis amigas eran muuuuy chistosas a veces, con chocolate, con chicle y caramelos ácidos.
La vida parece no tener umbrales en ese cuenco transhumante, se expande sin conductas naturales como los colores de un caleidoscopio.
Estoy tomando mate cuando siento las primeras contracciones de parto. Y cuando me entero que voy a ser tía otra vez... Estoy tomando mate en la playa al atardecer, al costado del río con el grabador encendido, en la facultad y la escuela. De jopo enjabonado, de rulos artificiales y de mechas rubias. Estoy tomando mate con partidos de futbol, con olorcito asado y torta de cumpleaños metiendo el dedo en la crema medio empalagosa medio rancia que batía la nonna. Entre besos de eucalipto, con servilletas de papel en forma de barquitos desparramados por la mesa poblada de migas de pan, vasos vacíos y colillas de cigarrillo. En el auto viajando por lugares de una belleza que hiere la piel. Estoy tomando mate entre hojas repletas de palabras y poemas, con las carpetas desparramadas sobre una mesa llena de estrellas y planetas. Sentada sobre el pasto al costado del tobogán, con una cúpula de uvas sobre mi cabeza y con el control remoto en la mano en la cama.
Estoy tomando mate en todos los lugares que conozco y con toda la gente que conocí... Estoy tomando mate con la música y con la poesía, con el cansancio, con la decepción, en el laburo, con el teléfono sujetado con el hombro y clavado al oído. Con la ventanita en la boca de mi hijo, con mi hijo más alto que yo. Estoy tomando mate ahora, escuchando a los Beatles, con todas mis alegrías, mis dudas y mis ganas de vivir.
Como no lo iba a llamar a Lalo... si me devolvió el alma que creí que había perdido. Me recordó donde encontrarla y cuanto agradecerla. Me recordó que tiene forma de ronda y viaja entrelazada a las manos que la tocan, disuelta y liviana como agüita que se escurre entre hojitas verdes y palitos que flotan regalando su aroma y su sabor en un gesto de amor humilde y noble, sin reservas ni recetas... sin conservantes.

2 comentarios:

  1. cuánta magia el mate... cuánta magia en este texto... qué lindas pinceladas pegaste negra!!!!
    Te quiero y me da mucha algría haber compartido y seguir compartiendo con vos esos momentos tan especiales!! Besooooosss

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  2. Gracias, negri!! A ver cuando se repiten!! Un beso!!

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