domingo, 26 de junio de 2011

26 de junio 2011

¿Puede ser que todos habiten en la muerte ya? Esas almas fieles y enormes que me pudieran comprender. Los dueños del abrazo que necesito, del beso, del consejo de sol y la luna de espejos bordeando secretos y caricias cálidas que se esfuman en recuerdos de lo que no fue, de lo que no llega. Debo suponer que no hay tiempo, no hay espacio. Debo agradecer el amor, venga de donde venga, y vivirlo donde se encuentre. Suponer que ya no habrá materia donde arraigarlo, que solo es espíritu y allá se anida, y allá se anuncia desde los sueños.
Ay de mi soledad cuando despierto, cuando las paredes se me empiezan a cerrar sobre las sienes. Ay de los que caminan conmigo por la vereda verduzca, los que soportan mi silencio consentido.

miércoles, 1 de junio de 2011

1 de junio 2011

Mi cuerpo me oprime hoy, me siento rara. Tengo migrañas hace varios días, sobre todo a la hora de dormir. Desperté y me conecté con mis compañeros de estudios. Dejé aportes a las varias tareas que comparto con ellos y después al quehacer del hogar. Puse música para acompañarme, pero casi no la escuché. Solo una canción me sacudió entera y otra vez recuerdos de una vida que no fue.
Todo está raro hoy en mí. Hasta me tiembla un poco la mano cuando escribo, los ojos se me vencen, el estómago da vueltas, la espalda pesa y se tensa como si se fuera a quebrar. Me preparé un té de tilo porque sentía el peso de una viga de suspiros y ahogos en el pecho y no podía respirar.
Miro mi horóscopo diario. Urano se opone partil a Plutón. Y cada cambio es una muerte, un abismo de vacío mortal que duele. Muerte que libera pero que primero mata.
Te mata con la espada del tiempo, la soledad, las oportunidades que ya no están, lo que fuimos o no llegamos a ser y la sentencia de tener que ser materia para transitar sujetos al margen que el reloj nos da. Todo eso duele, no poder resetear. Hay tiempo y hay espacio en la necesidad que apura afectos y condensa fragilidad de vacíos insoportables. Hay corporización y leyes que nos esclavizan a ser espíritu corrupto por la naturaleza para esos ciclos que solo significan una cosa: muerte.
Se necesita con suma urgencia al doctor Emmet Brown y su máquina del tiempo.
¿Qué habrá sentido Gustavo cuando el tiempo se le iba? ¿Habrá librado la batalla bajo qué súplica: un minuto para torcer el rumbo, un año menos de cigarrillo, o tal vez ninguno, un cuerpo limpio y fuerte que resista la adolescencia de sus hijos, terminar la hipoteca o acariciar la piel de su mujer?
Se necesita con suma urgencia al doctor o un autoparlante que advierta más elocuente que el frío del final: No salgas a cargar nafta esta noche. Ponete el casco antes de arrancar. No es una indigestión, corran al hospital. Hoy no salgas a andar en bici, no va a haber luz que te resguarde. Cuestioná, no tengas miedo, cuestioná. No salgas con ese chico, vas a terminar como tu mamá.
La puta madre.