sábado, 2 de abril de 2011

2 de abril 2011

Otra vez confronto con mi energía pisciana. Y digo confronto y no encuentro amable y simpáticamente. Vuelvo a redescubrir de ella aspectos inconscientes que me sirven para redescubrirme a mi, para redefinirme, si es que eso fuera posible cuando el destino es la disolución de las formas, de todo borde.
Hubo mucha internet las últimas 24 horas de mi vida. Páginas para busqueda de trabajo sobre todo, algo de Facebook y plataforma de estudios. Termino por la noche entrando al portal de astrología para consultar cual es la orbe de la luna, para ver si me favorece con su influjo benefactor. Está en Piscis. Entónces encuentro un par de artículos que hablan de las próximos ciclos y tránsitos de carta astral Argentina. Mucho Piscis en el horizonte, porque Saturno va dando los últimos pasos lentos por la casa doce. El astrólogo habla de consumar ciclos, de agotar procesos, de viejos fantasmas del imaginario colectivo que se sacuden, de viejas estructuras que implotan y como un totem se derrumban por su propio peso, densidad y presión. Habla de acabar lo inacabado. Habla de un proceso, como el de la gestación en la matriz materna, que lleva inscripto en si mismo su momento de disolución, de cierre. Cierre antecedido de caos y confusión, de sensación de pérdida ante lo nuevo que se presenta inevitable.
Consumar, llevar a cabo algo por completo es Piscis y cuando algo se agota hay un nuevo comienzo. Dice el astrólogo, según como se cierra el proceso es como se comienza el próximo. Depende de la creatividad que se aplique en el momento de resolución, depende de no reforzar la rigidez repetitiva y excluyente que disparan los miedos. Depende de la capacidad de abdicar el yo en pos de una causa superior y la capacidad de tomar contacto con la sensibilidad más profunda, de sentirse atravesado por la certidumbre de una totalidad donde caben los sentimientos y la sensibilidad del universo. Es existir si y solo si la totalidad incluyente.
"Yo en todos, todos en mi".- decía el mantra que Rosita me enseño... Yo soy porque somos.
¿Qué tendrá que ver todo esto conmigo? ¿Qué procesos se agotan a medida que voy aprendiendo todo lo que el destino pisciano? Destino mar, universo prometedor y profuso.¿Se puede abarcar el mar en un abrazo? Si ni siquiera puede la mirada. 
Primero aprender a discriminar, decía Rosita.
¿Donde habitan mis fantasmas? 
En las fantasías de un contacto sin contacto real donde no se juegan emociones. Los "que me importa" y "que se arreglen solos" seguidos de los típicos "ellos saben lo que hacen y porque lo hacen, quien soy yo para meterme". Las fantasías acuerdistas de armonía y sonrisa perfecta siempre y cuando yo no me meta con tus cosas ni vos con las mías, y esa sensación de querer romper si por alguna razón dejamos de "ser todos armonía" y no somos lo mismo ni estamos de acuerdo. Agarro lo que tengo y me voy. Agarro lo que pienso y desenchufo... estoy pero no estoy, no me importa...
La exclusión a modo de final falaz, poblando un purgatorio con fantasmas que flotan atorando las salidas, tapando el sol como una nube de plomo. La reclusión a modo de sacrificio y autoflagelo, un escondite perfecto, un escape antes de dejarse desintegrar ante la conmoción del mundo.
Tengo mucho que pensar y aprender todavía sobre este destino.
Tengo mis guías, porque como el universo es sabio, sobran los maestros para seguir, solo hace falta estar alerta.

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