viernes, 30 de septiembre de 2011

Episodio 10- Desarma y sangra

Cuánta comprobación de que el contexto se hace texto cada vez que leo las páginas de la historia escrita en esos jerogríficos que despiertan ante mis ojos. Cuando afuera es éxito y realización para algunos, adentro es soledad y derrota, la cristalización de todos los temores negados. Una vida pública a la medida de los parámetros más ambiciosos aplasta lo medible en términos sensibles.
El mundo en donde siempre quise vivir no lo pude construir puertas adentro de mi casa. 
Provocar ese orden desordenado, imprevisible, creativo. Esa apuesta elevada al tono de riesgo de quiebre y respuesta desencajada y desafiante.
No... todo fue juego seguro y resultado estimativo. Ni siquiera las sorpresas sorprenden. Eran de esperarse cuando se revisan los pasos seguidos. Todo estaba anunciado en ese pergamino de acuerdos tácitos que firmamos: la confrontación separatista, la reclusión y la exclusión, el individualismo atomizante, la rigidización de las fronteras entre la responsabilidad y la expresión de la alegría hasta convertir al corazón en un páramo sin ternura. Todo anunciado.
No podía haber solidaridad si lo que se da se quita en la obligación que impone el reproche, el miedo a carencia, a quedar inferior e impotente frente a un mundo exitista y demandante. No podía haber revolución ni flores colgando del pecho, colores en los suspiros solo porque sí, porque el aire es libre y se comparte. Acá, en el ostracismo de las estructuras más salvajes, es poca la posibilidad de distinguir la plenitud y la verdad de cualquier otra cosa que se le parezca.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

14 de septiembre 2011

Bendito martes 13 tuvimos. Había una cita hecha y a la espera está el mate sobre la mesa, el pan descongelado y las mermeladas. El estomago está cerrado y a penas se deslizan los sorbos cálidos por el esófago, como queriendo abrazar con su aliento el tubo de luz entre la garganta y el plexo solar. Me lleno de luz mientras espero. Una diamantina sobre cada chakra, las manos al plexo y un rubí de rojo intensamente profundo sobre el cardíaco, aliviando la pena, expandiendo lo que queda del amor.
Con luna en Aries en conjunción Urano y cuadrando con Plutón, dos trenes y un colectivo colisionan. Amanezco con las imágenes de hierros retorcidos en la retina, emergencia, frenesí, catástrofe. Suspiro ante la posibilidad de un mal presagio. Pero no, Neptuno inunda la palabra y la suaviza. Los ciclos comienzan a cerrarse.
Soy algo nuevo recortándose en los vestigios de lo viejo, despertando de un largo sueño. De lo viejo que resiste desprendiéndose angustiosamente de la piel y de aquello introyectado en los huesos para ser soporte, plataforma de despegue... como decía Rosita. Se viene el salto... se viene, estamos listos.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

7 de septiembre 2011

Tiene que haber otra forma salir de todo esto. Otra forma que no sea bajarse los pantalones ante una cara fea que sabés que nunca te va a sonreir y te va a absorber la médula. Otra forma que no sea pasar de una explotación a la siguiente. Tiene que haber una forma que signifique ser feliz haciendo lo que te haga feliz, con quien seas feliz y vivir y respirar con la frente despejada y el corazón acelerado de esperanza, de decisión de entrega.
Estoy harta de no entender donde está la liberación que anhelo, o si acaso la libertad existe y es cierta la felicidad. O si se trata de otro espejismo, lo mismo que tu aparición en mis sueños.
Vos, que a veces te moldeas de cristal en el coronario y me llevás levitando a través de los portales del tiempo a días venideros, a horas descontadas del nunca fué, a caminar por mundos donde nos conjugamos en una misma expresión de belleza. Que te hacés promesa de sol y compañía en un abrazo eterno y otras veces me perseguís grávido y frío como la muerte, con el olor de las flores abandonadas sobre la tumba, tan tristemente quietas muriéndose bajo el sol. Decime hasta cuando, decime cuanto y donde se acaba, si es que se acaba o lo inacabado soy yo. Decime si realmente me vas a sostener la mano.
Porque tiene que haber otra forma que no sea dibujando montes en la espuma del miedo. Que no sea desgastarse en el silencio agónico de los que lo perdieron todo.
Algunos dicen que el universo conspira, ojalá lo haga... entiendo que para salir de un compromiso hay que asumir otros, con sus riesgos y ataduras, pero universo querido... por favor, que sea así como lo sueño... gracias.

domingo, 4 de septiembre de 2011

4 de septiembre 2011

Mientras me comunico por el chat con mi amigo que vive en España, inicio la conversación con dos notables comentarios: "con tormenta de Santa Rosa encima"... "está todo negro...". Significativo, no?
Vicio de rayólogos analizar todo.
Se viene la tormenta, se ve todo negro, pero no, detrás está la claridad esperada. Siempre, por fortuna, hay cielo azul despejado.
Neptuno está en Piscis y las aguas vienen subiendo. De repente me doy cuenta de que en las últimas semanas me cubrí de océanos. Dos universos simbólicos, oceánicos y bellísimos, la música es uno, el otro es la palabra. El resto de la vida son peces que se deslizan en ese vientre, luces que lo serpentean desanudando la quitud, la oscuridad silenciosa de sus dominios tan profundos que uno se pierde, se desintegra y se vuelve a armar mil veces en manos invisibles.
Estoy cubierta de tormenta, de cosas que me duelen y me agitan. Y sé que, a pesar de parecer el pez en el agua, hay momentos en que no escucho, momentos en los que simplemente y sin que me hechen, me voy.
Hoy, que no siento tanto miedo, puede "ver" emerger varias cosas del escondrijo pluvial.
Cosas para decir, algunas para sentir y para ir pensando mientras seguimos nadando.
Cosas para perdonar y redimirse.
¿Y saben qué? Acaba de salir el sol.