martes, 8 de marzo de 2011

7 de marzo 2011

Me encanta el carnaval!! Y más me gusta así, recuperado. Revalorizado culturalmente como un arte de los barrios. Me trae tantos y tan lindos  recuerdos. Transitar esos días de reinado de Momo era entregarse a la novedad. Era ver a los vecinos más serios muertos de risa corriendo por las veredas con los baldes, sin la corbata ni en la cabeza ni en el cuello, con un par de tetas y ruleros, medias de nylon agujereadas y por única vez en el año, un plumero en la mano. Era olvidarse por completo de la edad, del cuerpo, de la cuenta bancaria, del auto y el trabajo para mezclarse en un juego de todos con todos. Olvidarse de las picas, las calenturas, las envidias, las chusmas y los rencores. Unos días al año reina Momo y reina la anarquía contra la ley social que nos dice que sentir, que ver, que pensar, como vestirse y como actuar. No le importa a nadie que se espera de nosotros, el alma se subleva para divertirse y nada más.
Y de paso se desacralizan las verdades más rígidas y se quiebran las cáscaras de la paranoia. Y de paso la burla y la parodia sean el canal de diálogo entre las calles adornadas de bombitas de color y los dolores internos. Y las murgan, mueven, mueven, mueven, mueven... hasta el cordón de la calle mueven.
No hay juicio en carnaval. No hay juicio ni perjuicio.
Ayer volví al carnaval. El mismo que los milicos fueron apagando de nuestras vidas. El  mismo que la gente comenzó a ignorar porque ser "de negros y de travestis". El mismo que se quedó pagando cuando las veredas se fueron poblando de "inseguros" de la seguridad y de apurados bien vestidos para ir al trabajo.
Anoche el carnaval volvió a mi vida. Otra vez de familias, de gente que sin saber sus nombres y su status juega y rie por las mismas cosas. Alcanza una sonrisa en el carnaval para saber quien sos. Alcanza un tubo de espuma blanca, un contacto de miradas, un intercambio de disparos de nieve y por un momento mi vida tocó tu vida. Dejaste de ser ese cero a la izquierda que me empuja en el colectivo, que me demora en la cola de un banco, que me obliga a viajar parado en el tren. Dejaste de ser un ruido molesto, un levante narcisista y un obstáculo cuando corro por llegar.
Es carnaval y estamos compartiendo lo que el individualismo nos muchas veces nos niega y nos obliga a olvidar. Estamos haciendo real la posibilidad de hacernos felices los unos a los otros en un dar sin esperar. Estamos compartiendo nuestra humanidad.
Volvemos al carnaval, tímidamente pero sin vergüenzas. Facu descarga cuatro tubos de Rey Momo sobre muchas chicas. Apunta, dispara, corre, observa espectante la respuesta, estudia al enemigo, espera ser captado, recibido, expuesto al contra ataque. Es carnaval y hasta el autista no es autista cuando lo que hay para entregarse es mucho, mucho más que espuma blanca...

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