domingo, 17 de julio de 2011

17 de julio 2011

Fotografía de un recuerdo hermoso. Hace varios años ya. La última vez a los ojos me dedicaste una sonrisa, me dedicaste tu ternura de algodón de azucar. Si en algún momento dudé de tu cariño me sirvió esa instantánea colorida para recomponer lo que los fantasmas le hacen a uno en la cabeza. Mucho tiempo pensé que te había fallado, que les había fallado a todos... muchos años en que extrané todo, pero más que a nadie a mí misma...
Yo llevaba mi niño en brazos, con cansancio de posparto en las ojeras y la cintura. Vos, con ese amor que dejaste germinar con paciencia, el que después te dió el adiós y el presente que te perpetua, parado detrás de mí en la cola del super, mirándome, sonriéndo, emocionándote... que me iba a imaginar que era la última vez que te vería...
Después te encontré muchas veces en los rincones más fantásticos de la vida, en la mente, en la meditación, en los sueños, en los ojos de otros, en otros cuerpos que recorren tus huellas buscando las mismas puertas que cuando se abren asoman a las mismas caras donde te miraste toda tu vida.
A veces puedo pensar en vos sin llorar, puedo reir bailando alguna canción de esas que tanto nos divertían, puedo agradecer, y agradecerte por tu último gesto de cariño y todos los que se que tuviste después (no puedo relatarlos porque nadie me creería) y seguir creyendo que tener amigos es una de las mayores fortunas.

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