miércoles, 7 de septiembre de 2011

7 de septiembre 2011

Tiene que haber otra forma salir de todo esto. Otra forma que no sea bajarse los pantalones ante una cara fea que sabés que nunca te va a sonreir y te va a absorber la médula. Otra forma que no sea pasar de una explotación a la siguiente. Tiene que haber una forma que signifique ser feliz haciendo lo que te haga feliz, con quien seas feliz y vivir y respirar con la frente despejada y el corazón acelerado de esperanza, de decisión de entrega.
Estoy harta de no entender donde está la liberación que anhelo, o si acaso la libertad existe y es cierta la felicidad. O si se trata de otro espejismo, lo mismo que tu aparición en mis sueños.
Vos, que a veces te moldeas de cristal en el coronario y me llevás levitando a través de los portales del tiempo a días venideros, a horas descontadas del nunca fué, a caminar por mundos donde nos conjugamos en una misma expresión de belleza. Que te hacés promesa de sol y compañía en un abrazo eterno y otras veces me perseguís grávido y frío como la muerte, con el olor de las flores abandonadas sobre la tumba, tan tristemente quietas muriéndose bajo el sol. Decime hasta cuando, decime cuanto y donde se acaba, si es que se acaba o lo inacabado soy yo. Decime si realmente me vas a sostener la mano.
Porque tiene que haber otra forma que no sea dibujando montes en la espuma del miedo. Que no sea desgastarse en el silencio agónico de los que lo perdieron todo.
Algunos dicen que el universo conspira, ojalá lo haga... entiendo que para salir de un compromiso hay que asumir otros, con sus riesgos y ataduras, pero universo querido... por favor, que sea así como lo sueño... gracias.

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