miércoles, 14 de septiembre de 2011

14 de septiembre 2011

Bendito martes 13 tuvimos. Había una cita hecha y a la espera está el mate sobre la mesa, el pan descongelado y las mermeladas. El estomago está cerrado y a penas se deslizan los sorbos cálidos por el esófago, como queriendo abrazar con su aliento el tubo de luz entre la garganta y el plexo solar. Me lleno de luz mientras espero. Una diamantina sobre cada chakra, las manos al plexo y un rubí de rojo intensamente profundo sobre el cardíaco, aliviando la pena, expandiendo lo que queda del amor.
Con luna en Aries en conjunción Urano y cuadrando con Plutón, dos trenes y un colectivo colisionan. Amanezco con las imágenes de hierros retorcidos en la retina, emergencia, frenesí, catástrofe. Suspiro ante la posibilidad de un mal presagio. Pero no, Neptuno inunda la palabra y la suaviza. Los ciclos comienzan a cerrarse.
Soy algo nuevo recortándose en los vestigios de lo viejo, despertando de un largo sueño. De lo viejo que resiste desprendiéndose angustiosamente de la piel y de aquello introyectado en los huesos para ser soporte, plataforma de despegue... como decía Rosita. Se viene el salto... se viene, estamos listos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario