sábado, 5 de febrero de 2011

5 de febrero 2011

Hubo días de pocas ganas de escribir, poco acceso a la computadora, calor, demasiada TV. Tengo que comenzar a estudiar y no tengo ganas.
Antes de ayer hice una travesía a Gran Bourgh en el legendario Belgrano. Hacinamiento a la hora pico cuando de Retiro van llegando los laburantes a sus casas. Mi compañera me pasa los apuntes. Se acortan los caminos entre las teorías y yo. Pero primero Cortazar. Primero Rayuela y Salvo el crepúsculo para los días de playa por venir.
Viajar en el Belgrano removió aún más mi memoria, ultimamente bastante revuelta y envuelta en la superficie de mis pensamientos. Mi barrio es el mismo barrio, pero uno nuevo. Recorro sus calles, sus negocios como hace 20 años, cuando iba al secundario. Paso por el frente de mi vieja escuela y a escasos metros de la casa de amigos. En esta esquina recibí un beso una vez, frente a los galpones de maquinas del ferrocarril. Esos de los que Walsh habla en su libro, en la calle Guayaquil. Las sombras de los fresnos siguen tan frescas como siempre y el torrente del asfalto de la calle sigue acaparando la dirección del viento, como traído por las vías.
Desde las ventanillas del tren veo las barreras que mil veces crucé a pie. Más casas de amigos y carteles con nombres de calles. Andrés Lamas. 14 de Julio.
De vuelta en casa, repuesta del calor y el cansancio, respondo al pedido que mi hijo me hizo días antes y le muestro fotos de cuando era "niña".
Me veo en el jardín de mi vieja casa. En el balcón y frente a la rosa china roja que mi mamá tanto amaba. En el patio festejando cumpleaños, bailando en los asaltos. Una fila de varones, otra de chicas y el paso tímido de la música que apenas comenzaba a romper con el silencio gris. Los pies apenas despegados del suelo, el agite sutil latente en las notas, atrapado en los cuerpos. Me veo con mis amigas, con mis primas, mis hermanas, con flequillo, con el cabello suelto, de sueter lila, de verde manzana, de pollera corta y rulos. Veo los momentos en movimiento. Casi tan presentes se me hacen que hasta me parece estar respirando el mismo aire. El mismo calor de calle de tierra en verano, el olor de las zanjas, de las veredas viejas, los árboles y campanitas violetas. Revivo la ropa mojada en carnaval, los helados, las tapias, el olor a cigarrillo, truco y pizzas de sábados por la noche. El invierno acurrucados alrededor del grabador y el mate. Las novelas de la tarde. Veo las servilletas de papel y tarjetas garabateadas con mensajitos por todos los rincones. Veo parejitas abrazadas, apenas deslizándose en música lenta. El ansia de proximidad, de roce prohibido. Veo otros patios iluminados de estrellas, botellas de cerveza sobre la mesa vacía a las 3 de la mañana. Los Falcon y los Subarú. Veo esa niña atrapada en este cuerpo y esta mente que la niega. Veo un pasado abierto y otro pisado. Veo algunos fantasmas y lloro. Los años en cajones de huesos, en camperas de corderitos y pantalones nevados, en los contornos borroneados de las fotos, en mi rostro, en los días que no están fotografiados, en los momentos que solo puedo imaginar con nostalgia y asombro. Los veo viajando en avión, colgados en tren y subiendo al subte, pagando las cuentas, pariendo hijos, criando esperanzas.
Me veo, en el agua de mi memoria, para odiarme mucho y quererme un poco. Para reconocerme perdida y a la vez inevitablemente encontrada en la senda previsible.
Se abre un aleph que se no cierra cuando meto las fotos en la bolsa roja rescatadas de la mudanza, que se sujeta como un tercer ojo en la frente y hoy amanecer color fuego.
En la tele suena Poison, número cuatro en el ranking de las mejores baladas de todos los tiempos.
Estoy sentada acá, sola frente al monitor y con el corazón a mil kilometros de mí mientras todas las rosas tengan espinas, tal como dice la canción.

2 comentarios:

  1. Te leo y leo y leo , mi querida amiga... qué bueno está esto de los diarios, para conocernos mas, para querernos mas y querer lo que nos rodea, y la esencia con la que fuimos hechas... me encanta tu universo pisciano, me encantaaa!!!

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  2. Gracias, amiga!! Es jugarsela por completo escribir un diario, y compartirlo todavía más!!
    Un abrazo

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