lunes, 3 de octubre de 2011

3 de octubre 2011

Horóscopo para hoy en astro.com: Venus conjunción Urano partil a las 9.39.-
Y con razón termino la noche del domingo otra vez tapada de fotos viejas, envuelta en la sensación errática y caótica que a veces me produce la evolución del tiempo, sus vifurcaciones asombrosas y los embudos congestionados donde parece quedar patinando adrede sin querer culminar ni avanzar.
Mi venus uraniana en la casa once. La que desde siempre es esa rosa borravino solitaria luchando por no perecer en el témpano, por desplegar su belleza ante la hostilidad abrumadora, frágil e insegura, abandonada en un entorno que no encaja con su presencia.
Porque el témpano y la piedra no son amantes tiernos para la rosa. Ni el viento frío posee esa caricia firme y confiada que la haga vibrar y sentirse hermosa. No hay ojos que la miren tan cerca del cielo, tan ahogada en el silencio.
Me hago preguntas incómodas, tal como vaticina el horóscopo: ¿Son necesarios los rechazos en el curso de la vida y las cicatrices del alma? ¿Existe el sufrimiento sin sentido?... ¿Porqué se termina lo que se termina? ¿Se termina?
En mi carrera por recibirme de psicóloga social me encuentro ante escenas que se repiten (embudos del tiempo o de la mente tal vez??). Uno todo comprometido al cambio y al proyecto que se rompe en dos. Unos que deciden ir a fondo con el hacer, que avocan su tiempo y su energía a producir, a ensuciarse las manos escarbando y sembrando para alimentar esa fresca tierra sostén y madre de todos: dicen, estoy acá, este es mi grano de arena... Y otros que heredan la parte menos reconocida, la de reelaborar el sentir para darle significado y espacio. Darle custodia a la esencia cálida y acogedora de la vida que se intenta nutrir, respondiendo a las preguntas incómodas que nadie quiere escuchar, que quedan tapadas bajo el varullo indiferente de palas abriéndo surcos en el verde.
Remuevo el recuerdo y el sabor que me deja la voz de él, con el teléfono siempre prendido, invadiendo con sus conversaciones de trabajo las cenas entre semana, las tardes en la playa, los juegos con los chicos, los cumpleaños, toda la intimidad familiar... Viento frío, frío, frío, ese silencio obligado porque papá está hablando, no lo molesten, no se enojen porque es su responsabilidad. Sensación de abrir los pétalos y sentirse desnudo, despojado del calor. Témpano que no puede apropiarse de lo que no comprende, pero afirma estar ahí haciéndose sentir en esa dureza que aprieta las raíces.
Miro las fotos y veo... No es el primer abandono. Otras veces ya las cosas se acabaron. Se terminaron las horas de primavera y fuí yo la que empacó los pétalos para irse con el perfume a otra parte. Mirando las fotos tal vez me convenza de que los adioses no son permanentes y que lo que a veces parece sembrado en terreno poco apto florece en alguna otra estación de la vida y simplemente regresa cuando el sol sale y el invierno retrocede.
Lo triste es darse cuenta de que por más amor que pongas en un vínculo, por más esfuerzo que hagas por acercarte y entregarte, la soledad también puede ser una respuesta. La única que te refleje con claridad la intensidad de lo que está pasando.

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